martes, 20 de julio de 2010

Restricción de importaciones condena al negocio automotor

Tras 2 años sin traer autos al país algunos concesionarios se ven forzados a cerrar

Las salas de exhibición de los establecimientos de marcas importadas permanecen vacías desde el año pasado (Kisaí Mendoza)

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Estado importador

Un concesionario Mazda en La Castellana y uno Fiat en Las Mercedes. Ambos corrieron la misma suerte: tuvieron que cerrar sus puertas.

Apenas son dos ejemplos de una situación que empieza a extenderse a todas las marcas de autos importados instaladas en el país. "Ya los concesionarios de carros importados no aguantan porque tienen más de un año sin recibir carros", dijo una fuente ligada al sector automotor, que prefirió reservar su identidad.

Desde finales de 2008 el Ejecutivo nacional cerró, casi por completo, la emisión de licencias de importación. "Las divisas que tenemos no las podemos quemar comprando carros, tenemos que tenerlas ahí guardadas para comprar alimentos", afirmó en abril de 2009 Eduardo Samán, ex ministro de Comercio.

En ese momento el objetivo era priorizar la asignación de dólares a raíz de la fuerte contracción que registró el precio del petróleo. Sin embargo, el valor del crudo se recuperó y el Gobierno mantuvo la decisión de restringir las autorizaciones para la compra de carros en el exterior.

Las únicas importaciones permitidas han estado supeditadas a los acuerdos comerciales suscritos con países aliados como Ecuador y Argentina. En esos casos se ha tratado de cantidades marginales para el mercado local y que solo han beneficiado a pocas marcas.

Este escenario era impensado en 2007. Ese año se comercializaron en el país casi 500.000 carros, de los cuales 336.365 eran importados. Ese boom en las ventas llevó a muchas casas distribuidoras a ampliar sus instalaciones, pero tres años después asisten al ocaso del negocio.

El concesionario Mazda de La Castellana es un buen ejemplo. Desde que se inauguró en 2009 ni siquiera llegó a disponer de un vehículo para la venta al público y aún luce completamente vacío.

"Entre 2010 y 2011 vamos a ver un cementerio de concesionarios", sentenció una fuente ligada al negocio automotor, aunque aseguró que aún no han contabilizado los cierres en todo el país.

Las cifras de la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez) dibujan el colapso de los importadores. Entre enero y junio de 2010, apenas se han vendido 5.579 unidades ensambladas en el exterior, cifra que apenas representa 3,98% de lo que habían vendido en el mismo período de 2007 y 6,76% si se compara con igual lapso de 2008.

Al detallar el reporte de Cavenez se observa que marcas como Mazda, Fiat, Seat y Great Wall no han vendido carros en lo que va de año. Otras como Renault, que en 2007 vendió casi 30.000 unidades, apenas colocó en los primeros seis meses de este año 37 autos.

Reinventar el negocio

"Buscamos sobrevivir esperando tiempos mejores", expresó el vendedor de un concesionario Peugeot. En ese establecimiento vendían autos nuevos hasta el año pasado, ahora expenden carros usados de cualquier marca.

Esta ha sido la alternativa que más han repetido algunas marcas. "Tenemos dos años sin licencias e intentamos sobrevivir", manifestó el empleado de un concesionario Mazda, ubicado en la avenida Andrés Bello.

En otros casos intentan continuar sus operaciones con la venta de repuestos y el servicio de posventa. Sin embargo, en el sector también vislumbran algunas dificultades para seguir ofreciendo esos servicios.

Desde el año pasado, buena parte de las importaciones de las autopartes se realizaban a través del mercado permuta, pero la reciente creación del Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme) cerró esa ventana.

"El escenario se agravará porque tampoco vamos a poder traer los repuestos. El nuevo esquema cambiario agrava la situación de los importadores", señaló un representante de una marca importada, que prefirió no ser identificado.

La semana pasada la Cámara Nacional de Comercio de Autopartes (Canidra) advirtió que se avecina una "gran escasez" de repuestos debido a las dificultades para obtener los dólares, tanto por la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), como por el Sitme.

rdeniz@eluniversal.com